"Ir allí donde nadie quiere ir"

¡Bienvenidos hermanos a este blog! Con él os quiero informar poco a poco sobre la evolución del proyecto que se presentó al nuevo Provincial y sus consejeros en mayo del año 2011; así como diferentes proyectos que han surgido sobre este tema en la vida religiosa en los últimos años.

Os animo a participar activamente en un futuro desde la misión popular, la nueva evangelización y la itinerancia; y que este proyecto no sea sólo un proyecto sino una realidad.

Igualmente os animo a participar activamente en este proyecto, religiosos y seglares, o aportar vuestros comentarios, propuestas y deseos pues con vuestro aporte se enriquece dicho proyecto.

martes, 5 de marzo de 2013

NUEVA REFLEXIÓN DE MARZO: EL SILENCIO INTERIOR


"Dios mío, de día clamo, y no respondes,
también de noche, no hay silencio para mí". (sal 22,3)


Vivimos en un planeta que gira, el sol marca los días y la luna la noche; el trabajo y el descanso el ruido y el silencio. Es necesario 

que todo tenga movimiento, porque sin movimiento nada tendría vida. Las abejas buscan el polen y potencian la polinización, el pez busca su alimento, los polluelos del aguilucho pían hasta que sus padres les traigan el alimento para crecer, ¿y el hombre? El hombre, en nuestra sociedad, trabaja, busca su deseo y necesidad, convive con su pareja, o en su comunidad cristiana, y este movimiento puede provocar que el ruido de la vida se implante en la mente y puede desplazar el mayor concepto que puede poseer un hombre y es el sentirse hijo de Dios, del Creador de todo lo que percibimos por nuestros sentidos.

Sabemos que el hombre vive, como se suele decir hoy, para trabajar y no trabaja para vivir; el hombre cubre sus necesidades esenciales y no se deben de crear necesidades para complacerse; el hombre como persona deja de ser menos persona cuando se centra en las cosas del mundo, imposibilitando potenciar sus capacidades esenciales: la persona como ser humano, necesita el tú de las relaciones personales para crecer en sus diferentes dimensiones: social, sentimental, emocional, religioso, de pareja, con la naturaleza, con Dios. Ya nos lo dice Jesús: " Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura" (Mt 6,33), pues para esto también nos dice: " Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal. (Mt 6,25-32.34). Pienso y creo hermanos que el hombre debe de bajar de ese tren que se encuentra en marcha y a alta velocidad, debe de centrarse y encontrarse consigo mismo para encontrarse con Dios, en Dios y el prójimo. Para ello propongo el silencio, aquel gran desconocido y desestimado.....

¿Quién de nosotros al llegar la noche, va a su habitación para dormir y al apagar la luz, no se recrea en el silencio? "por fin silencio" podemos decir; por fin el descanso nocturno. Podemos aprovechar este silencio al máximo recreándonos en él, o podemos dormirnos rápidamente porque el silencio me crea respeto y miedo, porque el silencio me invita a pensar: ¿Quién soy yo?, ¿Qué sentido tiene lo que soy y lo que hago? ¿De dónde venimos? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿y tu vida? ¿Qué hay más allá de la muerte? ¿Qué será de mi vida dentro de algunos años? ¿Sientes que las relaciones te constituyen? ¿Qué dificultades encuentras con alguna hermana/o de la comunidad?
En el silencio podemos encontrar a Dios porque Dios es silencio. Dios calla especialmente en nuestros momentos más difíciles: Dios calla cuando Abrahám tiene que atravesar el territorio para ir a Canaán (cf. Gn 12,1ss.); Dios calla cuando no encuentran posada (cf. Lc 2,7); Dios calla cuando José toma a María para ir con urgencia a Egipto (cf. Mt 2,13-14); Dios calla cuando María no encuentra a su Hijo en la caravana (cf. Lc 2,43-44); Dios calla en el huerto de Getsemaní ( cf. Mt,26-36ss.), Dios calla en la cruz (cf. Mt 27,46).

Dios es silencio y el silencio se apodera de nosotros como temor y como reposo ¿qué puede hacer el hombre para serenarse y reencontrarse? Podemos pensar en un primer momento que recrearse en el silencio es recrearse en Dios mismo. Que Dios calle no quiere decir que no perciba nuestra alegría, pasión, sufrimiento o pena, que no se preocupe, que no vierta su medida de Amor y de Gracia por ti, porque Dios es un Padre responsable con sus hijos y a todos quiere por igual, a ninguno desecha porque "amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo habrías hecho. Y ¿cómo habría permanecido algo si no hubieses querido? ¿Cómo se habría conservado lo que no hubieses llamado? Mas tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas la vida" (Sb 11,24-26).

En el silencio de la noche, en al contemplar un crucifijo, las estrellas, el ruido del golpeo de las olas en la orilla, escuchar las gotas de lluvia al caer y romper contra el tejado, la plaza o la calle,... cuando nos apartamos del bullicio y ajetreo del trabajo a un lugar apartado, son momentos de descanso, de reparación, de cicatrización de heridas pasadas, de escuchar a Dios con nosotros en el silencio, ¡qué paradoja! Escuchar a Dios en el silencio y por el silencio.

¿Podríamos decir que Dios es silencio? ¿Quién lo sabe? No vamos muy mal encaminados si pensamos que su voz es especialmente la del Hijo, su Palabra encarnada que es la misma divinidad y esencia de Dios en la segunda persona de la Santísima Trinidad. Aunque como Dios Padre puede tomar la iniciativa porque es Dios, puede mostrarse, como en el bautismo de Jesús por parte de Juan el bautista: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco" (Mt 3,17) o en el monte Tabor "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle" (Mt 17 1-6).

Por otra parte hermanos todos, ¿qué existía antes de la creación del universo? Solo nos podemos acercar al silencio para nuestro entendimiento científico o humano. Por lo que Dios es silencio y en el silencio podemos encontrar a Dios mismo. Dios nos puede hablar por el silencio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario