"Ir allí donde nadie quiere ir"

¡Bienvenidos hermanos a este blog! Con él os quiero informar poco a poco sobre la evolución del proyecto que se presentó al nuevo Provincial y sus consejeros en mayo del año 2011; así como diferentes proyectos que han surgido sobre este tema en la vida religiosa en los últimos años.

Os animo a participar activamente en un futuro desde la misión popular, la nueva evangelización y la itinerancia; y que este proyecto no sea sólo un proyecto sino una realidad.

Igualmente os animo a participar activamente en este proyecto, religiosos y seglares, o aportar vuestros comentarios, propuestas y deseos pues con vuestro aporte se enriquece dicho proyecto.

jueves, 22 de noviembre de 2012

ANÁLISIS PERSONAL SOBRE EL MENSAJE DE LA ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS EN EL TEMA DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN


Estimados amig@s del blog, paz y bien:

Después de verse publicado al Pueblo de Dios la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicado al tema: "La nueva evangelización para la trasmisión de la fe”, podemos presentar algunas pero breves visiones que a mi parecer se dan en dicho mensaje.

En primer lugar el mensaje está destinado a todo el pueblo de Dios con un lenguaje fácil de entender, aunque abusa de teorías sabidas; sí es cierto que la práctica es muy  difícil de dictar pues existen multitud de culturas, ambientes, situaciones, países, y un largo etc. que no abría libro que mostrara tal exactitud para una ciudad, una parroquia, una persona o colectivo de personas. 

El pasaje de fondo y del cual se enfoca todo el documento es el encuentro entre Jesús y la samaritana en el pozo de Jacob. "Hoy son muchos los pozos que se ofrecen a la sed del hombre, pero conviene hacer discernimiento para evitar aguas contaminadas. Es urgente orientar bien la búsqueda, para no caer en desilusiones que pueden ser ruinosas", nos dice el primer punto del mensaje. Jesús se presenta como la fuente y el agua donde las personas pueden encontrar todo hondo deseo de encuentro consigo mismo y con Dios. Jesús ofrece un estilo de vida diferente a como lo presenta el mundo, como lo concebía la samaritana. En ese pequeño encuentro, pero intenso, con Jesús, ella se convierte tras las palabras de Aquel que le ofrece el agua de la vida, es decir, a Él mismo. La samaritana pasa después a ser portadora del mensaje de salvación en el pueblo donde vivía; el pueblo se convierte y asiente las palabras de Jesús en su encuentro, y dicen: "ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo". Ya  lo que escucharon de oídas se ha realizado ante sus ojos, pero no como algo ajeno a ellos, sino desde el interior, desde una actitud de fe que afirman su "creo" y "siento-vivo" en la persona de Jesús.

Para ello, el Sínodo, acelera la tarea de hacer accesible el encuentro de las personas con Jesús, como agua viva y fuente que salta hasta la vida eterna. En el desierto, que nos encontramos en ocasiones en nuestra vida, y mucho más para aquellos que se han perdido o no Le conocen, sabemos y debemos de hacer saber que el único oasis al que el hombre puede aferrarse es Jesús, el agua que salta hasta la vida eterna y nunca tendremos más sed, el camino, la verdad y la vida. No se trata de inventar nuevas estrategias, como si el Evangelio fuera un producto para poner en el mercado de las religiones, nos dicen, pero sí se debe hacer una oferta en los distintos campos que el cristiano vive como: la familia, el trabajo, la política, la economía, la misma Iglesia, la cultura, el ecumenismo, etc. Para ello se presenta una serie de ejemplos providentes entre Jesús y aquellos a los que experimentaron con Él un encuentro, una conversión y un seguimiento: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Tomás, Zaqueo, Marta y María, Nicodemo, el ciego de nacimiento, etc.

Todos sabemos que el camino de encuentro, conversión y seguimiento es complejo para cada persona, pues todas tenemos una historia, una madurez, unas influencias directas e indirectas; familiar, escolar, cultural, territorial, religioso, económico… pero que a la vez la gracia de Dios persiste siempre en aquellos que le buscan con sincero corazón, y aún aquellos que no saben buscar ni tienen interés por encontrarlo, Dios se hace el encontradizo siempre, especialmente en las necesidades que éstos sufren en ese desierto que la persona se encuentra con frecuencia en la vida.



Para terminar y no ser muy extenso, cito a Juan Martín Descalzo en su artículo: “La situación religiosa de los jóvenes en Europa”. Ensayo de interpretación y propuestas de acción, en Misión Joven, nº363, abril 2007. “La mayor parte de las propuestas pastorales que intentan responder a la actual situación, sobre todo en relación con los jóvenes, vienen proponiendo un cambio de modelo, de la transmisión bajo la forma de la herencia, a la transmisión bajo la forma de la propuesta de la fe. Hasta hace poco, podríamos resumir, la pastoral más frecuente partía del supuesto de la condición creyente de los miembros de la Iglesia y, en relación con ellos, se proponía el mantenimiento de esa fe mediante la práctica del culto y de la vida cristiana. En relación con los alejados o los no creyentes, dando por supuesta la condición de creyentes de las comunidades cristianas, los proyectos de evangelización se proponían una serie de acciones de las mismas tendentes a atraer a esos alejados al seno de la Iglesia. Este tipo de pastoral viene proponiendo desde hace casi un siglo medios y métodos evangelizadores, desde la acción católica  hasta  la nueva evangelización, que no han conseguido su objetivo, sobre todo porque no han conseguido “poner en estado de misión” a las Iglesias de Europa.

El estancamiento de la evangelización, a pesar de los muchos esfuerzos y proyectos desarrollados a lo largo del siglo pasado, hace pensar que las comunidades cristianas no evangelizamos, porque sus miembros no estamos evangelizados; no evangelizamos, porque no somos testigos, y no somos testigos porque no ejercitamos personalmente nuestra condición de creyentes. De ahí que se imponga un giro en la acción pastoral que ponga en el centro de la misma  las acciones orientadas a la recuperación y el ejercicio de la fe por parte de los que nos consideramos cristianos. Dado este paso, todo nos hace pensar que no serían necesarias las exhortaciones apremiantes al ejercicio de la evangelización. Porque, como sugieren los símbolos evangélicos de la luz y de la sal, éstas sólo necesitan ser lo que son para iluminar y sazonar; y los creyentes y sus comunidades no tendrían más que ser efectivamente creyentes, para ser testigos, como muestran la respuesta de los Apóstoles a las autoridades de Jerusalén que les habían prohibido extender el nombre de Jesús: “Lo que hemos visto y oído no lo podemos callar” (Hch 4,20) y la exclamación de Pablo: “!Ay de mí si no evangelizo” (1Cor 9,16)”.

Con esto hermanos y hermanas, quiero resumir que la teoría empieza desde la vivencia particular entre Jesucristo y cada uno de nosotros, especialmente por aquellos que tenemos la obligación responsable como los obispos, sacerdotes y religiosos, de trasmitir con fidelidad desde la experiencia interior de vida fiel que nos llevaría a exteriorizar lo que se vive interiormente. Por mucho que “inventemos” o sigamos directrices ya planteadas, si no somos portadores vivos del Evangelio, la Buena Noticia de Jesús, la fe terminará por reducirse a la mínima expresión. Dios necesita hombres y mujeres valientes que den su vida por el Evangelio, la Palabra de Dios, al mismo Jesús, siendo otros cristos, como hicieron muchísimos hermanos nuestros entre los siglos I hasta principios del IV derramando su sangre por Cristo y el Evangelio expresando su fe. ¿Estamos más perseguidos que nuestros primeros hermanos en la fundación de la Iglesia? ¿Es más difícil de trasmitir nuestra fe hoy que en dichos primeros siglos? ¿Es más difícil vivir el Evangelio hoy que en las primeras comunidades cristianas sabiendo que eran perseguidos hasta la pena de muerte? ¿Dónde hemos centrado nuestra Fe? ¿Qué nos obstaculiza? Podríamos hacernos más preguntas de este tipo. Nada hay lejos y difícil si seguimos con sincero corazón al creador, nuestro Padre Dios, a su Hijo, el Amor encarnado, al Espíritu Santo consejero y consolador.  

"¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!» Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor" (Rm 8,31-39).

Estimados herman@s, hasta pronto, seguiremos promoviendo la evangelización, desde nuestros lugares de origen para el bien de la Iglesia y para gloria de Dios. Nos mantenemos firmes en la unidad como hermanos e hijos adoptivos de Dios en común comunión con nuestro querido Padre del cielo, su divino Hijo y el Espíritu Santo paráclito, con el vínculo especialísimo de nuestra querida Madre la Virgen María.

Hno. Raúl






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